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SER COMO NIÑXS PARA TRANSFORMAR EL MUNDO

Por el Lic. Carlos Caballero

El domingo 19 de agosto celebramos en Argentina el “Día del Niñx”, como todo acontecimiento sociocultural se puede analizar desde diferentes perspectivas y cada una de ellas le dará un sentido distinto a ese evento.

No se puede desconocer que el “Día del ninx” tiene un sentido comercial que responde a los dictados del mercado y de la sociedad de consumo, tanto es así que hace algunos años este día se celebraba el primer domingo de agosto y, por pedido de la Cámara del Juguete en 2003 se pasó al segundo domingo y finalmente en 2013 al tercer domingo. Esta perspectiva de celebración es sin duda la más banal y perversa forma de festejarlo porque desnuda claramente la idea del niñx como objeto de consumo, deja al descubierto el mundo binario del capitalismo de pobres y ricos y a pesar toda la lucha que se hace en pos de la igualdad de género seguimos promoviendo y consumiendo la “C de campeones y la C de cocineritas”.

«Un Día Universal del Niño que se consagrará a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero»

«Por primera vez la humanidad comienza a considerar a las niñas y niños como sujetos de derechos»

Otro aspecto que tiene la celebración del “Día del Niñx” es el sentido y origen de esta festividad. Celebrado en distintas fechas en los distintos países, este acontecimiento se remonta al año 1956 donde la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) : “Recomienda que, a partir de 1956, se instituya en todos los países un Día Universal del Niño que se consagrará a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinará a actividades propias para promover los ideales y objetivos de la Carta, así como el bienestar de los niños del mundo, y también a intensificar y extender los esfuerzos de las Naciones Unidas a favor y en nombre de todos los niños del mundo; […]. (Resolución 836 (IX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas).

Fruto de las más terribles guerras libradas por el hombre, esta celebración nace al quedar evidenciada que niñas y niños fueron las víctimas silenciadas e inocentes de la maldad y egoísmo humano que dio origen a la primera y segunda guerra mundial y entonces por primera vez la humanidad comienza a considerar a las niñas y niños como sujetos de derechos, definición que quedará plasmada recién en la Convención de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes el 20 de noviembre de 1989.

«Mientras haya un niñx pobre o excluido y vulnerado en sus derechos, no podremos decir feliz día del niñx»

«Poner la mirada del “Día del Niñx” desde el enfoque de derecho exige a toda la sociedad»

Esta perspectiva del “Día del Niñx” es tal vez la menos conocida por la sociedad y la que como comunidad más debemos reflexionar, participar y comprometernos. Porque mientras en la mirada mercantilista y consumista del día del niñx las organizaciones y el Estado realizan acciones pseudo-compensatorias donando y entregando juguetes para que se note menos la brecha de los que más tienen y de aquellos a quienes más se les ha quitado; poner la mirada del “Día del Niñx” desde el enfoque de derecho exige a toda la sociedad y fundamentalmente al Estado como garante de ese derecho transformar las estructuras familiares, sociales, organizacionales, políticas, económicas, culturales, religiosas y educativas que aún hoy, después de casi 30 años de celebrada la Convención, siguen vulnerando los derechos de la niñez.

No se trata pues de acciones “compensatorias o pseudo-compensatorias”, sino de transformaciones estructurales que haga de los Derechos del Niñx no un slogan o una expresión de deseo, sino una realidad incuestionable e irrenunciable que movilice a toda la sociedad. Mientras haya un niñx pobre o excluido y vulnerado en sus derechos, como adultos, no podremos decir feliz día del niñx sin que se nos caiga la cara de vergüenza.

«Nos ha convencido que la niñez es sinónimo de vulnerabilidad, debilidad y continuidad»

«Es en la niñez donde se juega del combate decisivo de la historia y la posibilidad real de cambiarla»

Pero hay una tercera perspectiva a la cual todxs somos invitadxs a considerar en este “Día del Niñx” y es la que da origen a esta reflexión; la niñez concebida como la gran posibilidad histórica de transformar el mundo, o en palabras del brillante Eduardo Bustelo la niñez “como anunciación del comienzo, particularmente de otro comienzo que convoca al tiempo de la emancipación”.

Los adultos hemos caído en un largo sueño, hechizados por la bruja razón, que nos ha hecho creer que está en nuestras manos y nuestra adultez dominar el mundo, escribir la historia, transformar la sociedad, planificar el futuro. Este maléfico embrujo nos hizo creer además que somos los adultos padres de la niñez y educadores de la infancia. Y lo más terrible de todo es que nos ha convencido que la niñez es sinónimo de vulnerabilidad, debilidad y continuidad.

«La niñez es vida y como toda vida lleva en ella el germen de lo posible»

Al igual que en los legendarios cuentos de hadas nos constituimos en poderosos monarcas seguros de sus fortalezas y ejércitos o en malvadas madrastras que le temen a la belleza y simpleza de la niñez. ¡Qué insensatos!, como dijo el Principito “los adultos nunca entienden nada por sí mismos, y es agotador para los niños estar explicándoles todo”. Sé paciente con nosotros querido Principito y ayudanos a entender, porque como escribió el Obispo Casaldáliga “es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro”.

Tal vez una primera enseñanza que nos da ese genial educador de adultos que es el Principito sea la de invitarnos a ver, ya no con los ojos, ni con la razón, sino en esa capacidad que tiene la niñez de ver con el corazón, donde se ve lo invisible y esencial, la que le permite ver en la caja un cohete espacial, en una rama una varita mágica, en un pedazo de tela un hermoso traje de gala. Así también, tiene la capacidad de ver en los ojos de los adultos, el cansancio y el dolor del fracaso de una humanidad deshumanizada, pero que prontamente transformarán en esperanza y alegría cuando se dejen mirar y abrazar por la tierna mirada del niñx, que lo abrazará y consolará con las palabras mágicas del “sana, sana colita de rana”.

«El niño es el padre del hombre»

No somos los adultos los padres de la niñez, todo lo contrario, como afirma el poeta ingles William Wordsworth “el niño es el padre del hombre” y es en la niñez donde se juega del combate decisivo de la historia y la posibilidad real de cambiarla.  Debemos asumir con humildad que “la humanidad en estado de niñez es un igual a nosotros” aunque esto, como dice Françoise Dolto, sea para nosotros un escándalo.

«Un mundo en el que siempre se pueda volver a comenzar a condición de que ese nuevo comienzo nos haga más felices»

Lxs niñxs no buscan dominar el mundo, buscan crear y recrear permanentemente uno en el que puedan integrarse, en el que cada unx pueda ser él mismo o quien decida ser, un mundo en el que las reglas no estén pensadas para excluir sino para que todxs puedan ser incluidos, un mundo en el que siempre se pueda volver a comenzar a condición de que ese nuevo comienzo nos haga más felices.

Para la niñez no se trata de escribir la historia, sino de vivirla resignificándola permanentemente, haciéndola plena y gozando cada momento de felicidad como si fuera el último y sufriendo intensamente el dolor y la tristeza, pero con la confianza plena que en el “pido gancho” o en “el piedra libre para todos mis compañeros” ese dolor desaparecerá y en el “colorín colorado todo se ha terminado” no está la nostalgia del fin, sino la posibilidad cierta que mañana esa historia volverá a ser contada y vivida dejándose asombrar nuevamente sin prejuicios ni preconceptos.

La niñez para nada es vulnerabilidad y debilidad; por el contrario, la niñez es vida y como toda vida lleva en ella el germen de lo posible. La niñez es vida que se inicia y por lo tanto potencia, y la potencia no es debilidad; es poder y es fuerza. Pero a diferencia del poder y la fuerza adulta que busca imponerse para dominar, la niñez es una fuerza y poder que irrumpe para transformar. A esto se refería Bustelo cuando afirmaba “la infancia es la oportunidad del hombre para emanciparse aprovechando el momento inicial para el ejercicio de su libertad…por eso la infancia significa también una irrupción del orden opresor”.

«La vida no es continuidad sino ruptura que da origen a lo nuevo»

Por último, la niñez nada tiene que ver con “la continuidad” a pesar de que los adultos insistimos en querer anclarla en nuestra historia, atarla a quienes somos, hipotecarla para pagar nuestros sueños o nuestras frustraciones. La niñez como ya señalamos es vida y la vida no es continuidad sino ruptura que da origen a lo nuevo, a lo distinto.

«La infancia es una categoría emancipatoria»

Ese nuevo comienzo es lo que señalaba el Principito cuando decía que las estrellas se iluminan cada día para que cada uno pueda encontrar la suya; por eso “la infancia es una categoría emancipatoria y no una categoría que queda encadenada a la transmisión. Los hombres nacen, los animales se reproducen. El nacer significa así lo irrepetible. Por lo tanto, no se puede pensar en la infancia fuera de una teoría del cambio social” (Eduardo Bustelo).

Celebramos el “Día del Niñx” y los adultos, sin darnos cuenta, buscamos congraciarnos (conseguir para uno mismo la benevolencia, el afecto o el favor de alguien) con lxs niñxs y con “nuestro niñx interior”. La clave no está en el regalo ni en el festejo que entreguemos u organicemos. Si queremos que realmente ese día sea feliz para los niñxs que son hoy y para lxs niñxs que fuimos ayer y para la sociedad toda, debemos ser capaces de darnos tiempo, dejarnos sorprender, darnos espacios para aprender de lxs niñxs y “dejarnos contagiar por su cultura” (Loris Malaguzzi).

Ser como niñxs para los adultos es el “gran misterio” de la vida y como dice el Principito “Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer”.

“…En otras palabras, ignorar a esta infancia es renunciar a la posibilidad de otro comienzo y reducir la vida sólo a permanecer en el mundo” (Eduardo Bustelo). Celebremos el “Día del Niñx” con la certeza que ser como ellos nos da la posibilidad de transformar el mundo.

¡FELIZ DÍA!

Carlos Caballero es Presidente de la Asociación Civil GES